La Iglesia Católica en Colombia felicita al pueblo venezolano por sus dos primeros santos

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) ha manifestado su alegría al pueblo venezolano por la canonización de sus dos primeros santos: el médico de los pobres, San José Gregorio Hernández; y la fundadora de la Congregación Siervas de Jesús, Santa Carmen Rendiles.
Ambos venezolanos fueron canonizados el domingo 19 de octubre por el Papa León XIV en un Plaza de San Pedro completamente llena, en la que estuvo presente una numerosa delegación de católicos venezolanos.
En ese sentido, para compartir su alegría con el pueblo venezolano —tres millones de los cuales han migrado a Colombia, según la ACNUR—, los obispos colombianos dirigieron dos cartas.
La primera fue enviada el 17 de octubre al presidente del Episcopado de Venezuela, Mons. Jesús González de Zárate, con ocasión de la canonización de José Gregorio Hernández.
En su misiva, la Iglesia Católica en Colombia rinde “homenaje a la vida íntegra y a las virtudes heroicas de un hombre dedicado a aliviar el sufrimiento humano y a transmitir un mensaje de amor y esperanza, siguiendo el mandato de Cristo, Buen Pastor en el estado laical”.
“El legado del que ahora llamaremos San José Gregorio Hernández sigue impregnando fuerte en las comunidades de fe de América Latina y el Caribe, y especialmente en el pueblo de Dios que peregrina en la hermana nación venezolana. A su intercesión encomendamos la salud espiritual y física de nuestros pueblos, tan aquejados por diferentes enfermedades morales”, expresa la CEC.
La segunda carta tiene fecha 20 de octubre y está dirigida a la superiora de la Congregación Siervas de Jesús, Madre María Eugenia Noreña.
En esta, los obispos colombianos manifiestan su homenaje “a la vida íntegra y a las virtudes heroicas” de Santa Carmen Rendiles, a quien el Papa León XIV llamó “carismática fundadora”.
“El legado de fortaleza y caridad en la educación —destaca la CEC— fue una de las prioridades de la Santa Madre Carmen Rendiles a lo largo de su vida. Buscó que su Congregación sirviera a los más necesitados en las aulas y, en general, que estuviera al servicio de la Iglesia, madre y maestra”.
En ese sentido, los obispos aseguran que “su vivo ejemplo, en el contexto actual latinoamericano, es para nosotros un aliciente que nos mueve a seguir trabajando en la promoción integral de la niñez y la juventud de nuestros pueblos”.

